Cambió el pescado por la fregona y la vaporeta. Emilio se traslada a vivir como portero a Desengaño 21. Vive en la portería, un espacio infrahumano pero acomodado a su gusto. Con la llegada de su padre, Mariano, Emilio tendrá que hacerle un hueco en su pequeña portería. Por si fuera poco, Emilio no sólo tiene que soportar los envites de sus vecinos, sino también los surrealistas planes en lo que se ve inmerso constantemente su padre al que le ha tocado soportar.

Emilio da cuenta de todos los líos que se producen en Desengaño 21 y es que junto a su inseparable amigo Juan Cuesta decidirá aportar el orden que la comunidad necesita. Apoyará a éste en todos sus proyectos y le será fiel hasta el fin de los días. No se puede decir lo mismo de su relación con Belén ya que se trata de una relación de “amor-odio”. Entre esas idas y venidas, Emilio conocerá a varios amores que le encandilarán el corazón, volviendo a caer siempre en su obsesión: Belén.

Amigo de sus amigos, Emilio forma parte del “consejo de sabios” del videoclub junto a su padre, Roberto, Paco y Josemi. Allí es donde puede desahogarse de su estrés en el trabajo y, de paso, cotillear.

Emilio será un hombre entregado a su trabajo y, por qué no, al placer de conocer de primera mano las novedades que ocurren entre sus vecinos. Junto a su fregona no hay quien le pise el terreno aunque, de vez en cuando, tenga que pedir “un poquito de por favor” a sus vecinos para que recuerden que no es un simple portero.