Por suerte para todos, Héctor Aguirre sale ileso del disparo recibido. Ahora que se encuentra en plena forma y que sabe que están más cerca que nunca del asesino, no puede distraerse: debe encontrar al responsable de la desaparición y muerte de Ainhoa. Junto a su equipo, formado por Lola y Salva, tratarán de averiguar quién se esconde tras la identidad de Boris, su principal sospechoso.

Lola logra hablar con los gitanos de la banda de Los Jarapos, conocidos por traficar con armas en el área de Campoamargo. Quizás así puedan encontrar una pista sobre el arma con el que dispararon a Héctor. Uno de los gitanos le acaba confesando que se la vendieron a Agneska, la mujer de Juan Rueda. ¿Qué implicación tiene ella en el caso? ¿Hasta qué punto es culpable?

En cuanto a Marta, continúa con la idea en la cabeza de marcharse para siempre de Campoamargo y, así, alejarse de Héctor. Sin embargo, Nacho le pide que no lo hagan. El pequeño está seguro de haber visto a su padre merodeando por las calles de Campoamargo, lo cual es imposible porque enterraron su cuerpo tiempo atrás.

Lucas, por su parte, está decidido a escapar de Campoamargo con Fara. Su idea es montar una escuela de surf en Tarifa, un pueblo costero localizado también al sur de España, y comenzar una vida desde cero junto a su amada. Sin embargo, Pilar volverá a complicarle su idea: si se marcha, perderá el contacto con su hijo para siempre. ¿Estará Lucas dispuesto a renunciar a su paternidad para vivir tranquilo junto a su mujer? ¿Logrará que Pilar cambie de idea?

La investigación vuelve a complicarse cuando la policía descubre que el padre del hijo que esperaba Ainhoa no es Lucas y tampoco Kaled. ¿De quién se trata entonces? ¿Será ése el culpable? Mar de Plástico llega al final de su primera temporada con un trepidante desenlace que desvelará, por fin, la identidad del asesino de la joven Ainhoa.