La nave canadiense había sufrido daños en uno de sus motores y también en una rueda, pero no podía tomar tierra por el peso, así que tuvo que volar sobre el sur de Madrid durante cuatro horas para liberar y quemar combustible y evitar complicaciones.

El comandante transmitió en todo momento la tranquilidad a la tripulación y los 130 pasajeros y un caza F-18 del Ejército ha escoltado al aparato y ha analizado los daños en pleno vuelo.

Ningún pasajero ha necesitado asistencia sanitaria y esperan tomar un nuevo vuelo a Toronto. El piloto ha sido recibido como un héroe tras un aterrizaje de emergencia que controló sin problemas cuando todo estaba listo en el aeropuerto.