Un oficial de policía ha disparado en el pecho a un niño de 13 años en un barrio al sur de Chicago tras perseguirle y gritarle para que levante las manos. El joven lo hace y es en ese momento cuando el agente le dispara.

Adam, de origen latino, ha caído desplomado en el suelo y cuando llegan más agentes al lugar, uno de ellos llama a los servicios de emergencia para pedir una ambulancia. Aunque han intentado reanimarle, era demasiado tarde.

Según la versión del agente, habían acudido a la zona tras recibir una alerta de disparos y el joven llevaba un arma en el momento de la persecución, que dejó caer antes de ser disparado.

Su abogada, Adeena Weiss-Ortiz lo tiene claro y ha recalcado que "Adam no tenía un arma en la mano durante su último segundo de vida". El vídeo ha sido difundido ahora pero el suceso tuvo lugar el 29 de marzo.