Belén es una alquilada que cambia más de trabajo que de ropa interior. Su vida es, aparentemente, un caos: su compañera de piso, Alicia, siempre intenta dejarla a la altura de barro. Concha le chantajea constantemente con dejarla en la calle si no cumple sus estrictas condiciones. Emilio no para de entrar y salir de su vida trayendo consigo numerosos embrollos en los que la pobre Belén se ve inmersa y, por si fuera poco, cada dos por tres pierde el nuevo empleo en el que la acaban de contratar.

Belén se define como una chica sin suerte. Busca siempre el apoyo de su mejor amiga Lucía y, también, del único hombre que no juega con ella, Mauri. Este trío está quemado de la comunidad de vecinos en la que viven.

Como un náufrago a la deriva, Belén rema incesantemente para poder sortear los obstáculos que, sin querer, se presentan en su vida, que no son pocos. Tan sólo anhela tener un hombre que le quiera de verdad y un trabajo que le aporte estabilidad.