Como profesor de gimnasia en un colegio y presidente de la comunidad de Desengaño 21, a Juan nunca se le ha dado bien lo de generar respeto y autoridad. Ya ni en su propia casa, pues su mujer Paloma y sus dos hijos hacen siempre lo que les viene en gana.

De carácter cuadriculado y fiel a sus principios, muchos de sus vecinos le toman como un hombre anclado en el pasado. Aun así, Juan tiene la entereza suficiente para luchar contra las adversidades que, tanto en su vida personal como profesional, se le plantean. Para ello, tiene como fiel aliado y amigo a Emilio, el portero. Ambos se asemejan al gran hidalgo Don Quijote de la Mancha y su fiel astillero Sancho Panza, inseparables el uno al otro.

Mientras Emilio le tiene gran respeto y devoción, su mujer Paloma, según ella, le idolatra. Aunque verdaderamente lo que hace es regalarle los oídos y mandar a diestro y siniestro.  A pesar de su edad, Juan sigue siendo, en honor a su nombre, un “don Juan” de quien se quedarán prendadas varias mujeres a lo largo de su historia en Desengaño 21. Entre ellas, Isabel, su nueva vecina que decidirá pasar el resto de sus días con él debido al mazazo que Juan tendrá que atravesar tras el coma de su mujer Paloma.

Juan, escaso de un fuerte carácter, intentará por todos los medios enderezar a sus hijos y luchar por “esta nuestra comunidad”.