El modelo de gestión de la crisis sanitaria del coronavirus en Grecia ha sido de los más rápidos y efectivos de Europa, con medidas que se tomaron con antelación, lo que ha permitido controlar la expansión en el país.
Allí se suspendieron actos masivos para evitar aglomeraciones desde finales de febrero y a principios de marzo empezaron a cerrar negocios ante la amenaza del virus.
Conscientes de que su sistema sanitario está debilitado debido a los recortes por las crisis económicas a las que se ha enfrentado el país, no querían provocar una saturación en hospitales difícil de gestionar.
La rápida reacción de los responsables sanitarios allí supone un ejemplo al que miran otros países en Europa, como España, Italia, Francia o Reino Unido, con cifras mucho más altas.