La situación es límite en Portugal y el Gobierno ha anunciado el cierre total de fronteras para tratar de frenar el avance de la tercera ola, que está siendo devastadora y ha colapsado su sistema hospitalario.

El país se enfrenta a su peor semana desde el inicio de la pandemia y sopesa enviar pacientes con coronavirus a otros territorios ante la imposibilidad de atenderles por la saturación de sus hospitales.

El primer ministro luso, António Costa, cree que hacen falta semanas para controlar la difícil situación que atraviesan y se han empezado a improvisar hospitales de campaña con el apoyo de las Fuerzas Armadas.

"Vivimos el momento más difícil de la pandemia, la variante inglesa surgió y se propagó peligrosamente y la presión en los hospitales, sobre todo en Lisboa, es extrema", ha lamentado el recién reelegido presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa.