Luis Ortiz está a punto de cumplir los 100 años, pero su memoria permanece intacta, como la de Nicolás Sánchez-Albornoz. Ambos fueron presos políticos durante el régimen franquista que sucedió a la Guerra Civil española, ambos fueron trabajadores forzados, protagonistas de las ínfimas condiciones laborales y testigos de la corrupción de los altos mandos, que se quedaban con el dinero de la comida de los presos.

El periodista Isaías Lafuente, autor del libro ‘Esclavos por la patria: la explotación de los presos bajo el franquismo’, relata durante el programa cómo el General Franco ideó el “Patronato para la Redención de Penas”, con el que obtuvo beneficios millonarios a costa de la vida y el excesivo trabajo de los presos políticos. Lafuente explica, además, que estos trabajadores también se ‘alquilaban’ a las constructoras privadas, que crecieron beneficiándose de esta mano de obra tan barata.

En la presa del pantano del Cenajo, el periodista Jordi Évole se reúne con el historiador Antonio Martínez Ovejero, que recuerda que a esta presa se le conoce como “la tumba” debido a la cantidad de cadáveres de los trabajadores forzados que alberga entre sus colosales muros de hormigón.

Para terminar, el programa de esta semana termina con la reflexión de Luis, que aunque se muestra “orgulloso de haber sido un esclavo del franquismo”, lamenta que haya tenido que ser la justicia argentina, y no la española, la que haya iniciado la investigación de estos acontecimientos: “Es lamentable que nuestros gobiernos no se han atrevido a reconocernos porque perderían votos.”