Lo primero será lavar y limpiar bien los calamares (también se pueden comprar ya limpios). Quitamos la tinta, las boca y la piel y nos quedamos con el calamar blanco y limpio. A continuación, hacemos la mahonesa de soja: rompemos un huevo entero (que esté a temperatura ambiente) en un bol, añadimos un poco de salsa de soja, el jugo de medio limón, el aceite y batimos con la batidora.

Ahora separamos los tentáculos y las aletas del resto del calamar. Cogemos los cuatro calamares limpios, los cortamos en anillas gordas y los separamos con una cuerda para freírlos posteriormente.

Mientras calentamos el aceite, volcamos la harina de garbanzo en un bol y echamos sal a los calamares, los tentáculos y las aletas para rebozarlos en la harina. Los escurrimos y los freímos durante un minuto.

Cuando están fritos, emplatamos y añadimos un toque de la mahonesa de soja y un poco de perejil. ¡Ya están listos para comer!