Para empezar, poner la harina, el azúcar, la levadura y la sal en un bol, y mezclar suavemente. Trocear la mantequilla e incorporarla con 1 huevo y amasar los ingredientes hasta que se junten. Habrá que pasar la masa a la encimera y seguir amasando hasta que queden bien integrados.

Con esa masa, se forma un cilindro con la pasta quebrada y se envuelve con film de cocina. Hay que dejar que repose en el frigorífico por lo menos durante 2 horas, aunque es mejor si es de un día para otro.

Las cerezas hay que lavarlas, deshuesarlas y ponerlas en un bol grande para añadir el azúcar, la esencia de vainilla y la ralladura de la lima. Después se tapa el bol con film de cocina y se mete en el frigorífico para que repose también 24 horas.

Cuando la masa haya reposado, hay que separar ¾ para amasarla y estirarla con un rodillo. Se cubre el molde redondo con la masa estirada dejando que sobresalga unos 2-3 cm. Ahora se rellena la tarta con las cerezas y se espolvorea con la harina de maíz refinada. Hay que doblar los bordes de masa sobre las cerezas y untar los bordes de la masa con huevo batido.

Cogeremos el otro trozo de masa que apartamos y lo cortamos en tiras de 1'5 cm. Habrá que colocar las tiras de masa sobre las cerezas de forma cruzada y untarlas también con el huevo batido.

Por último, hornear la tarta a 200º C durante 35-40 minutos. Dejamos que se enfríe bien y solo queda decorarla con un poco de nata montada, unas cerezas y unas hojas de menta. ¡Deliciosa!