Lo primero que hay que hacer es calentar abundante agua en una cazuela y añadirle sal. Coger los calabacines y cortarles la parte superior (si son de los alargados, se cortan por la mitad o a lo largo). Los vaciaremos con una cuchara y conservaremos la carne de su interior.

Introducimos los calabacines ya vaciados en la cazuela donde hemos calentado el agua y los hervimos 5 minutos. Cuando estén, los escurrimos y los reservamos en un plato.

A continuación, calentaremos en una sartén grande 3 cucharadas de aceite para cocinar el ajo y la cebolleta picados a fuego medio durante 4-5 minutos. Pelamos la zanahoria y el pimiento y también los cortamos en trozos finos para incorporarlos a la sartén. Retiraremos también las puntas de las judías verdes y las cortaremos igual de finas para agregarlas a todas las verduras. Cuando estén todas, se sazona y se cocinan a fuego suave durante 5 minutos. Solo quedan por trocear el tomate y la carne de los calabacines en trozos del mismo tamaño, que serán las últimas verduras en incorporar.

Cocinaremos todas las verduras durante unos 20 minutos con su punto de sal. Después, añadimos un poco de harina y leche para cocinar durante un par de minutos y crear una cremosidad tipo bechamel. Rellenaremos los calabacines con toda la mezcla y los colocaremos en una fuente de horno. Espolvoreamos las semillas de sésamo y ponemos a gratinar durante 3-4 minutos.

Solo queda servir y decorar en cada plato con unas hojas de perejil. ¡No os arrepentiréis de probarlos!