Hay cinco investigaciones que coinciden en la conclusión de que al dejar de salir a la calle, nuestros días se repiten y los sueños pierden la inspiración habitual.

Los pensamientos del pasado vuelven a entrar en juego para encontrar "ideas de sueños" y se mezclan con el miedo por lo que está ocurriendo en la actualidad.

El estrés y la falta de actividad física hacen que el sueño sea peor y por ello recordamos nuestros sueños mucho más que antes. Los sueños pueden ser un alivio o alertar de ansiedad porque tienen relación con el bienestar.

Una de las técnicas con la que se trabaja consiste en "guionizar los sueños" y ensayar antes de ir a dormir para evitar repetición de pesadillas duras y controlar lo que vemos y pensamos cuando dormimos.