La tecnología nos puede jugar una mala pasada cuando nos centramos mucho en ella. La realidad necesita de atención sobretodo si vas en tacones, hay un bordillo cerca y nadie que te salve de la vergüenza vivida o el dolor de la caída.

También ocurre en los momentos más cotidianos de la vida como, por ejemplo, cuando tienes la necesidad de ir al baño. Un consejo, mira y luego teclea porque si es al revés, las cosas se pueden poner muy sucias.