Ana regresa a las galerías Velvet dispuesta a seguir luchando por hacer realidad su sueño: convertirse en una reconocida diseñadora. Para lograrlo, está convencida de que debe romper su relación con Alberto, quien sólo le trae quebraderos de cabeza. Su cabeza debe centrarse en lo que de verdad le importa: el desfile por el que lleva meses (o toda la vida) esperando. Sus esfuerzos se centran en que la presentación de las nuevas colecciones de las galerías Velvet, de Raúl de la Riva y Phillipe Ray, salga a la perfección.

Cristina aprovecha la situación entre Ana y Alberto para confesarle a Víctor que el hijo que espera es de su marido. Espera poder recuperarlo de esta manera, pero Alberto continúa empeñado en obtener la nulidad de su matrimonio. Llena de ira, Cristina se propone destruir a Ana, poniendo en peligro la nueva colección y el buen nombre de la modista.

En un ambiente tan hostil, quienes mejor parecen encontrarse son Mateo y Clara. La pareja se encuentra en su mejor momento pero, como la felicidad no suele durarles demasiado tiempo, el primer amor de Mateo aparece por sorpresa en Madrid cuando menos lo esperan.

La colección de Joyas Velvet sigue adelante bajo la supervisión de Bárbara y Enrique, que cuenta con la ayuda de Patricia, comprometida ahora con Valentín. En cuanto a Pedro y Rita, intentan por todos los medios quedarse embarazos, pero sin resultados. La joven empieza a preocuparse y a pensar que no podrá ser madre nunca en su vida.