La prensa se hace eco de la verdad sobre la paternidad del hijo de Cristina, convirtiéndose enseguida en el cotilleo preferido de los empleados de las Galerías Velvet. Alberto, además, aprovecha la oportunidad para confesar la verdad sobre su relación con Ana, lo que podría abrir una nueva puerta a su relación. Sin embargo, su objetivo es otro bien diferente: quiere vender las galerías a Cafiero para, así, convertir a Ana en la próxima Coco Chanel. Para ello, necesita hacerse con las acciones de su hermana Patricia, lo cual no le resultará difícil: si no lo hace, le contará a Valentín su aventura con Jonás. La amenaza hace efecto sobre la joven y Alberto decide marcharse para siempre tras la venta de su empresa.

Cristina es quien sale peor parada de los movimientos de Alberto. Tras la publicación de la verdad sobre su embarazo en la prensa, se encuentra más sola que nunca. Su familia le da la espalda, sus amigos no quieren relacionarse con ella y todo Madrid habla de ella. Su desesperación hace que, incluso, se plantee acabar con su vida.

Por otro lado, Pedro se encuentra al límite de sus fuerzas: a sus tareas en las Galerías Velvet debe sumar las horas que dedica al estudio junto a Don Emilio para sacarse el graduado escolar y el tiempo que debe dedicar a Rita, con quien quiere tener un hijo. Convencida de que existe alguna afección médica que le impide tener hijos, Rita acude al médico.

La boda de Patricia se encuentra cada vez más cerca y la joven está en un estado de estrés permanente debido a las presiones por parte de su hermano, quien acude a su cena de compromiso, la presencia de su suegra, el regreso de Gloria a Madrid y sus propias dudas acerca de si está haciendo o no lo correcto.