Lo primero que tenemos que hacer es rebozar las patatas con harina y huevo, mojándolas bien para luego pasarlas a la sartén y que se doren, para una vez fritas dejarlas en un plato y continuar con la receta. Después utilizaremos parte de ese aceite de oliva para pochar ajo y cebolla.

Ponemos una cucharada sopera de harina, después vino blanco y caldo de verduras y le añadimos una guindilla para darle un punto picante. Con esto ya podemos introducir las patatas en la olla o sartén alta y cocinamos a fuego no muy fuerte para evitar que las patatas se rompan, aunque si alguna lo hiciera no pasaría nada y le daría un poco de cuerpo al caldo.

Sacamos las gulas y las aireamos en una fuente, las soltamos y despegamos y esperamos a que el caldo y las patatas estén listos, tras poco más de 15 minutos. Es en ese momento cuando tenemos que añadir las gulas y lo dejamos tapado durante unos cuatro minutos. Podemos, incluso, utilizar el fuego residual y apagar la cocina.