La futbolista provocó la euforia colectiva con ese tanto en la final del Mundial y nos sirvió para conseguir la primera estrella en la camiseta de la selección femenina de fútbol, un hito que tardó en asimilar: "Fue algo que ni soñando puedes imaginar con un gol que le puede dar una copa del mundo a tu país. Soy lateral y me encanta incorporarme al ataque, me dieron un paso exquisito y me gusta mucho cruzar el balón con la zurda, con la suerte de que llegó a entrar en la portería".

Fue el día más intenso y contradictorio, porque tras convertirse en la heroína nacional le informan de que su padre ha fallecido: "Fue un día con muchas emociones, yo no sabía nada porque mi familia tomó esa decisión y tuve la suerte de marcar el gol, ganar ese mundial y cuando llegué al aeropuerto todo se torció y no tengo palabras para describir ese momento. Pasé de estar en lo más alto a estar fatal".

En cuanto al caso Rubiales, que empañó la victoria por el beso a su compañera Jenni Hermoso y su actitud en la grada celebrando la victoria, tiene claro que "esos acontecimientos se dieron en un día que no procedía": "Es triste conseguir algo histórico y que pase a un segundo plano por lo que todos sabemos. Espero que a partir de ahora se hable de que somos campeonas del mundo".