"Cuando no tenía dinero, iba y compraba un café de un euro y como mi amigo sabía que eso era lo que tenía, valoraba que me lo gastara en él y era agradecido. Ahora la gente cuando sabe que uno tiene dinero, es como que está obligado a pagar en todos los sitios, da igual cuántos seamos y de cuánto sea la cuenta", ha explicado.
A Omar "le nace" pagar y no le importa ser generoso, ahora que puede, con su gente, pero a veces agradecería que lo valoraran más y vieran que lo hace "de corazón", sin normalizarlo tanto: "El que saca la cartera y hace el gesto, ya es bueno y uno tiene ojo, porque tú conoces quienes son los que te rodean y aunque sepas que se aprovechan, igual te sientes en deuda con ellos porque han hecho cosas buenas para ti aunque ahora se hayan acomodado".
Sobre si te cambia o no el dinero, ha sido sincero y "aunque lo políticamente correcto sea decir que no y lo entiendo, inevitablemente sí, porque al final siempre más es más. Tú puedes intentar ser la misma persona, que no se te vaya la olla porque si te pasas de listo vuelves a ser tonto, pero inevitablemente he cambiado".