Después del primer encontronazo con Antonio, Iñaki está dispuesto a hacer lo que sea necesario con tal de caerle bien o, al menos, un poco mejor que hasta el momento. Por eso, cuando Antonio le propone que le acompañe a cazar, él se apunta sin dudarlo demasiado. ¿Podrá aguantar todo un día con su correspondiente noche junto a su recién estrenado suegro? Y Antonio, ¿estará dispuesto a enterrar el hacha de guerra para hacer feliz a Carmen? Su hija se lo ha dejado claro: no necesita su aprobación, pero le gustaría que se llevara bien con su prometido.

Quien tampoco está dispuesto a cesar en sus intentos por volver junto a la enfermera es Rober, y por eso se apunta a la jornada de cacería con Antonio e Iñaki. Como necesitan ser pares, también se une el Fresquito. Todo se complica cuando, en un intento por alcanzar a una liebre, Antonio acaba disparando en las ingles de Rober, aunque se niega a admitir que ha sido él.

Mientras tanto en el País Vasco, la cuadrilla decide apuntarse al gimnasio. Con la excusa de juntarse siempre en el bar de Iñaki, no paran de comer y sienten que tienen las venas colapsadas. ¡Así no pueden continuar! Sin embargo, el gimnasio les resultará mucho más duro de lo que podían imaginar.

Por otro lado, Benjumea y Maritxu disfrutan de su amor hasta el amanecer, a escondidas de Iñaki. Tan bien se lo pasan, que la vasca acaba dejando que su avión se marche sin ella, entre brindis y risas junto a Don Benito.