La despedida de soltero de Iñaki se convierte en una gran celebración para Antonio, Koldo, Antxón, Jozé, Rafi, Sabino,  Peio y, cómo no, el propio Iñaki. Sin embargo, cuando amanecen a la mañana siguiente y comienzan a descubrir las secuelas de la fiesta, se dan cuenta de que no recuerdan nada de lo sucedido durante la noche.

Para Antonio, la principal pérdida ha sido la de Frasquito. Ninguno de ellos sabe dónde se encuentra, por lo que la misión principal del padre de Carmen será encontrarle lo antes posible. Los demás deciden acompañarle para tratar, así, de reconstruir cada paso que dieron e intentar recordar algo más. El problema es que Iñaki deberá mentirle a su futura esposa y, aunque su intención es no darle más disgustos, no parece que vaya a terminar bien.

La búsqueda de Frasquito logra que los integrantes del grupo vayan recordando, poco a poco, detalles de la despedida. Entre otras cosas, descubren que se han quedado con el medallón de una hermandad y que hay un grupo de costaleros buscándolos para que se lo devuelvan y, de paso, darles su merecido por robar tan preciado tesoro. Cuando uno de estos costaleros se presenta en la Clínica Híspalis para recibir un masaje por parte de Jozé, éste deberá disimular para que no le reconozcan.

Por otro lado, los preparativos de la boda sobrepasan a Carmen, quien se da cuenta de que tanto Iñaki como ella lo han ido dejando todo para el último momento y que ahora le toca darse prisa. Afortunadamente, Don Benjumea aparece con una solución: Cristóbal se encargará de los preparativos.

Para terminar, Trini y Rober compiten entre sí para lograr el mayor número de votos entre los empleados de la clínica y quedarse, así, con la plaza de director.