Coral empieza a sentir unos dolores muy fuertes y Raúl la lleva al hospital para descubrir de qué se trata. Lo que no se pueden imaginar es la mala noticia que les da el doctor cuando detecta una anomalía en la ecografía.

El estado de salud del bebé es grave: sufre hidrocefalia severa y tiene muy pocas posibilidades de sobrevivir. Además, seguir adelante con el embarazo supondría muchas complicaciones para Coral y poner su propia vida en peligro.

A pesar de todo, Coral se niega a aceptar la realidad y se aferra a toda esperanza para salvar la vida del pequeño.