Luisita y Amelia comenzaron siendo amigas y poco a poco su relación fue evolucionando con pequeños pasos y es que dadas las circunstancias, las chicas tenían que cuidar a quién le contaban lo que sentían la una por la otra en la Plaza de los Frutos.

Jesús y Benigna fueron sus principales confidentes y gracias a ellos consiguieron solucionar muchos de los conflictos y crisis sentimentales a las que se enfrentaron por tener que esconderse y vivir su amor a puerta cerrada y con mucho miedo.

Además del episodio de Amelia en el psiquiátrico, las jóvenes fueron denunciadas a la policía y perdieron oportunidades laborales por culpa de la homofobia. A pesar de todas las dificultades, su amor ha marchado contra viento y marea.