El primer episodio de espasmos lo sufrió en su encuentro con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski y también fue la propia canciller la que tranquilizó a los asistentes, bebió agua y se recuperó aparentemente sin ningún problema.

Merkel sí reconoce que tiene un problema pero dice que se encuentra bien, que se trata del miedo a volver a temblar tras el primer episodio, por deshidratación y está siguiendo un tratamiento para superarlo.

La próxima semana cumple 65 años y ante la pregunta de si sigue capacitada para gobernar con pulso firme, ella responde con un 'sí' rotundo. En 2021 termina el que será su último mandato.