Las protestas se radicalizan por la polémica ley de extradición a China, que de momento se mantiene en suspensión pero no ha sido anulada. Los manifestantes aseguran que la jefa del Gobierno de Hong Kong es la persona que puede evitarlo.

"La suspendimos sin calendario ni plan para reanudar el debate del proyecto en el Consejo Legislativo", ha recordado Carrie Lam.

La marea de cascos amarillos ha sido dispersada de las calles tras las cargas policiales y gas lacrimógeno. Las protestas coinciden con el 22 aniversario del traspaso a China de la soberanía sobre la excolonia.