La primera gran nevada del año en Nueva York podría ser una de las más importantes de la historia reciente. Muchos comercios han tenido que cerrar por las dificultades de movilidad en vehículos particulares y en transporte público.
La cantidad de nieve y la fuerza del viento complican el desarrollo normal de la vida de los neoyorquinos, que han pasado horas limpiando calles y tejados. El paisaje es bonito pero también peligroso y son pocos los que se atreven a salir de sus casas, la mayoría por obligación.
Lugares tan emblemáticos como el puente de Brooklyn, Broadway o la estatua del toro de Wall Street se pueden observar prácticamente vacíos. La belleza de las imágenes engaña y es que hasta para los vehículos de emergencias es complicado el acceso.