"Yo recuerdo de la Guerra Civil española que había que luchar y yo con mi hermana iba a coser ropa para los milicianos y luego los bombardeos. Yo presencié el de Guernica, mi madre me mandó a comprar carne de caballo allí y en el coche vimos que salía mucho humo y que la ciudad estaba ardiendo", ha narrado.
Con 12 años ya cuidaba de los más pequeños y es que se acercaban a ella para buscar su consuelo: "al pasar por Alemania hubo un temporal que el barco parecía que se hundía. Los niños lloraban, gritaban y al final todo salió bien, pero todos nos acordamos de la llegada a Leningrado y el recibimiento que nos hicieron".
Teresa ha contado cómo una niña lloraba porque había perdido a su primo y ella le ayudó en la búsqueda, en la que conoció a Iñaki, con el que vivió una historia muy bonita en la casa de niños y al que recuerda con mucho cariño: "nos miramos y nos quedamos tontos. Era muy correcto, bailaba muy bien, cuando estuve en Leningrado venía a verme".
Lo curioso de su historia es que huyó de España para escapar de la Guerra Civil y cuando llegó a la Unión Soviética se encontró con la II Guerra Mundial: "en el sitio de Leningrado Hitler quería la ciudad, no a la gente y lo que hizo fue tirar las bombas a los almacenes, para dejarles sin comida".