Édouard Philippe, primer ministro francés, viajó a Trèbes, la localidad más afectada, en la que cayeron 296 litros por metro cuadrado tan solo en unas pocas horas.

Por el momento, son decenas de helicópteros y numerosos equipos de bomberos los que intentan paliar las consecuencias que conlleva este excepcional fenómeno en el sur de Francia. Además, todavía son miles los hogares que siguen sin electricidad.

Caravanas, frigoríficos y coches flotaban por las calles de Francia cuando el nivel del agua superó hasta los siete metros.

El presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, ha hecho un comunicado oficial en el que, con sus palabras, intenta respaldar a todos aquellos ciudadanos afectados por las inundaciones.