El pequeño no tiene conexión a internet en casa y todos los días se hace 30 kilómetros a caballo, acompañado de uno de sus padres para tener cobertura.

De esta forma, continúa con la actividad y envía los deberes a su profesora, además de saludar a sus compañeros de forma emotiva desde el campo.

El mérito es indiscutible y la historia pone de manifiesto las dificultades de muchos niños para acceder a los recursos educativos y continuar con su formación en una situación así.