Los países "frugales" empezaron siendo cuatro: Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca y en las últimas horas se ha unido a ellos Finlandia. El más duro es el primer ministro holandés, Mark Rutte.

Lo que piden es que el fondo de recuperación tenga menos dinero, querrían eliminar las partidas de transferencias que no habría que devolver y buscan que haya un control férreo en el acceso a las ayudas.

El principal escollo que mantiene enquistada la cumbre es la discusión sobre las subvenciones directas, una partida que interesa sobre todo a España y es la diferencia que podría hacer descarrilar todo el plan de reconstrucción europeo.

Los países del sur, apoyados por Alemania y Francia, han colocado una línea roja en los 400.000 millones de euros, porque todo lo que esté por debajo no podría paliar los efectos de la crisis económica derivada de la pandemia.