Los bares están abiertos, hay colas para ir al cine y público en los eventos deportivos, lo que hace que los australianos puedan tener una vida normal. El país ha conseguido llegar a este punto sin haber iniciado su programa de vacunación.

Desde los inicios de la pandemia se llevaron a cabo testeos masivos de la población para cortar posibles cadenas de contagios y cerraron fronteras totalmente entre estados. En julio se enfrentaron a un brote en el estado de Victoria y las autoridades australianas decretaron medidas drásticas.

Para que se pueda celebrar el primer 'Grand Slam' del 2021, se ha llevado a cabo un estricto protocolo y se ha puesto en cuarentena a los participantes del Open de Australia, que han estado vigilados para que no abandonaran las habitaciones de los hoteles en los que se han alojado.