Las ambulancias se quedan a las puertas de los hospitales al no poder ingresar a los pacientes porque están saturados. Hay falta de oxígeno, de personal sanitario cualificado y las unidades de cuidados intensivos están al límite en el país.

Portugal tiene la peor tasa de contagios del mundo con 1.429 casos por cada 100.000 habitantes y casi la mitad de sus fallecidos por coronavirus han perdido la vida solo en el mes de enero. La solución pasa por el confinamiento severo y el cierre de sus fronteras.

El presidente del Colegio de Emergencia Médica del país, Vítor Almeida, lamenta que "la situación es de catástrofe" y atribuye la saturación en los hospitales de la capital, Lisboa, a un error organizativo. "En Navidad el Gobierno abrió las puertas, las personas se reunieron en familia y el desastre estaba programado", ha criticado.