La joven tose todo el rato excepto cuando consigue conciliar el sueño, aunque cuando se despierta vuelve a hacerlo sin parar: "es difícil ingerir alimentos, pero yo me he propuesto que aunque sean tres horas para comer, lo voy a hacer".

Es un ejemplo de optimismo y asegura que "la sonrisa es lo último que se pierde", aunque los médicos todavía no se explican por qué sigue tosiendo con esa frecuencia tras haber pasado el coronavirus.

"Se han descartado tics o alergias y lo que se cree de momento es que puede ser un error del cerebro, que manda una orden errónea a mi cuerpo y por eso toso", explica Verena.

La próxima semana estudiará su caso un equipo multidisciplinar de neurólogos, neurofisiólogos y psiquiatras para tratar de dar con la solución a lo que le ocurre.

Continúa con las clases online y hace los exámenes por la tarde, porque aunque le ofrecieron dejar el curso en un principio, decidió seguir adelante porque es algo que le hace levantarse "con ganas de hacer algo".