Jesulín de Ubrique ha visitado junto a Albert Espinosa una de las aulas del colegio en el que estudió y ha contado una de las travesuras que hacía con sus compañeros y compañeras, con una cerbatana y lo ha escenificado con el escritor, que ha podido imaginar cómo eran esa jornadas de estudio y la infancia de su primer invitado.

También se ha reencontrado con Don Tomás, uno de sus profesores, al que ha dado un gran abrazo y con el que ha recordado algunas anécdotas de aquellos años antes de emocionarse y romperse al ver unas fotografías que su maestro ha traído para el programa: "Veo a mi hijo aquí. Es clavado a mi".

Espinosa le ha dado sus notas emocionales, unas calificaciones que van más allá de un expediente académico y en las que ha querido destacar la empatía, la tozudez y la "capacidad para decirle a la gente lo que no quiere oír". La Matrícula de Honor se la lleva, además, en la nobleza y ha vuelto a emocionar al que ya se ha convertido para él en un amigo.