Miguel Bosé volvió a pisar el escenario de Starlite Occident, ese que él mismo describe como “un lugar muy especial”, con la fuerza escénica y el carisma que lo han convertido en una de las figuras más influyentes de la música en español. El artista regresó con su Importante Tour, un espectáculo que fusiona elegancia, emoción y un repertorio que marcó a generaciones.
Con su inconfundible presencia y estilismo —incluyendo un abrigo blanco y una capa roja que deslumbraron al público—, Bosé ofreció una noche inolvidable en la cantera de Marbella. Interpretó temas emblemáticos como Mirarte, Duende y Olvídame, que fueron coreados por todo el auditorio. Una vez más, dejó claro por qué es un ícono tanto en el ámbito nacional como internacional.
“Starlite es muy inspirador, es un lugar muy especial... la piedra está viva y te abraza por detrás, recoge el sonido y cómo impacta sobre la gente”, comentó emocionado en su entrevista. Para Bosé, el festival no es solo un escenario: es un espacio orgánico, íntimo y transformador, que ha crecido junto con él.
Durante la charla, recordó cómo ha evolucionado este espacio desde sus inicios:
“Cuando yo llegué no había nada, era simplemente un lugar para conciertos. Y esta loca soñadora —en referencia a Sandra García-Sanjuán, fundadora del festival— te contaba lo que iba a ser, y tú la mirabas diciendo... ¿de verdad?”
Conmovido, añadió: “Yo creo mucho en la gente que sueña, porque todo empieza por un sueño. Y aquí está la prueba.”
Miguel Bosé, como siempre, dejó huella. No solo por su voz y puesta en escena, sino por la autenticidad con la que conecta con el público y con el espíritu de Starlite. Su regreso fue mucho más que un concierto: fue el reencuentro de un artista con su esencia y con un lugar que ya es parte de su historia.