El sacerdote ha preparado una sorpresa muy romántica y Maica ha llegado con los ojos vendados, muy ilusionada con un plan que los dos necesitaban después de unos meses con tantas turbulencias.

Juntos han recordado cuando él le preparaba bocadillos de sardinas, han bromeado, se han fotografiado y han disfrutado del momento sin pensar en nada más. ¿Están más cerca de expresar sin miedo lo que sienten?

"Recuerdo que me gustaba que me llevaras la contraria, eras el primer chico que no me trataba como una boba y me daba la razón para complacerme. Pensé que yo contigo podría discutir el resto de mi vida", le ha confesado ella.