Después de que Jesús acudiera a la enfermería a buscar a Begoña y ella le dijera que no podía atenderle, el hombre se enfadó porque le había puesto en ridículo delante de los trabajadores de la fábrica. Cuando la joven llega a casa Jesús le recrimina muye enfadado su actitud: "¿Cómo has podido hacerme algo así? No me vas a decir en qué tono tengo que hablar en mi casa, con mi mujer".
"A mi no me des lecciones, Begoña. Lo único que te tiene que importar a ti es tu familia y tu marido", gritaba el hombre mientras le agarraba del cuello. Jesús está empezando a mostrar su verdadera cara y es cada vez más violento con su mujer. Begoña consigue soltarse y Jesús está a punto de golpearla en la cara, rompiendo en el último instante un espejo de la habitación con la mano antes de salir huyendo de la habitación.
En su despacho se encuentra con su Elena, que le cura la mano mientras intenta tranquilizarlo. "¿Por qué me vienes buscando últimamente? Porque lo de ser tu paño de lágrimas pensé que ya estaba superado", afirmaba la joven.
Jesús cede a sus impulsos e intenta besar a su secretaria como en el pasado, pero ella le frena: "Si lo que necesitas es que alguien te consuele de las broncas de tu mujer, búscate a otra". A pesar de eso, Jesús no se rinde y consigue que Elena le devuelva el beso, mientras la pasión les invade para ir más allá.
Mientras, Begoña busca a su marido por la casa, pero es a Andrés a quien encuentra, que la nota preocupada y se interesa por su ánimo. "Begoña, no soporto verte sufrir. No dejaré que nadie te haga daño, y mucho menos mi hermano". La tensión y la complicidad crece entre ellos mientras se miran muy cerca. Finalmente, los dos son incapaces de frenar más su sentimientos y se funden en un apasionado beso. ¡Un momento muy esperado!
¿Cómo continuará la relación entre ambos? ¿Se enterará Jesús de lo que ha pasado? El matrimonio está cada vez más roto y ambos buscan salidas para huir de él.
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